La enfermedad de Alzheimer es la sexta causa principal de muerte en los Estados Unidos. Esta enfermedad fatal y progresiva, destruye las células del cerebro, lo que resulta en la pérdida de la memoria y problemas severos de pensamiento y conducta (agresividad, delirios y alucinaciones) que interfieren con la vida diaria y sus actividades.

Convencionalmente se cree que la causa es un misterio. Si bien sabemos que ciertas enfermedades, como la diabetes tipo 2, están definitivamente conectadas a los alimentos que usted come, se piensa que el Alzheimer generalmente lo ataca sin previo aviso o razón.

Un creciente cuerpo de investigación sugiere que podría haber una poderosa conexión entre los alimentos que consume y su riesgo de enfermedad de Alzheimer y demencia, a través de vías similares que causan la diabetes tipo 2. Algunos expertos incluso han re-nombrado la enfermedad Alzheimer como “diabetes tipo 3.”

La señalización defectuosa de insulina (y leptina) provocada por una alimentación alta en carbohidratos sin fibra, es una causa subyacente de la resistencia a la insulina, que, por supuesto, generalmente conduce a la diabetes tipo 2. Sin embargo, mientras que la insulina se asocia generalmente por mantener sus niveles de azúcar en un rango saludable, también desempeña un papel en la señalización del cerebro.

En un estudio animal llevado a cabo en el 2012, los investigadores fueron capaces de inducir la demencia mediante la interrupción adecuada de la señalización de insulina en el cerebro.

En definitiva, parece claro que la alimentación juega un papel importante en la enfermedad de Alzheimer, y las populares dietas bajas en grasa podrían haber causado más estragos de lo que nadie podría haber imaginado.
La enfermedad está actualmente en una proporción epidémica, y para el 2050 sea más prevalente que la obesidad y la diabetes actual.

El Dr. Ron Rosedale, un prominente experto que se enfoca en la grasa de alta calidad con el fin de mejorar la salud, fue posiblemente el primero en defender la dieta baja en carbohidratos y con proteína moderada. La mayoría de los defensores de la dieta baja en carbohidratos estuvieron muy felices y contentos, ya que la proteína sigue siendo recomendada como reemplazo de los carbohidratos.

Sin embargo, la dieta alta en grasa y baja en carbohidratos es muy diferente a un dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos y esta es una de las principales fuentes de confusión tanto por el público como por los investigadores, quienes realizan estudios y publican conclusiones como si ambas dietas bajas en carbohidratos fueran las mimas.

Ninguna discusión sobre la salud del cerebro puede estar completa sin hacer hincapié en la necesidad de reducir drásticamente el consumo de azúcares en la alimentación. Cada vez es más claro que el mismo proceso patológico que conduce a la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2 también se aplica en el cerebro. A medida que se excede el consumo de azucares y granos, el cerebro se siente abrumado, debido a los niveles altos de azúcar y de insulina y, finalmente, cierra la señalización de la insulina, lo que causa pensamientos deficientes y discapacidad de la memoria y eventualmente causa daño cerebral permanente.

Consumir consistentemente demasiadas azúcares, inevitablemente causará estragos en la capacidad para regular los niveles adecuados de insulina. Además, las azúcares tienen otros modos de neurotoxicidad, incluyendo daños en el sistema circulatorio del cual depende la salud de nuestro sistema nervioso, así como también cambiar profundamente el mecanismo de la ansiedad del cerebro, causando a menudo un exceso de hambre y consumo de calorías no saludables derivadas de carbohidratos.

Los beneficios de cuidar nuestra alimentación es que nos ayudan a prevenir todas las enfermedades crónicas degenerativas, desde las más comunes como la enfermedad cardíaca, cáncer, diabetes, obesidad y Alzheimer, hasta algunas menos comunes.

ALZHEIMER PODRÍA CONSIDERARSE "DIABETES TIPO 3"

14 mayo 2013

ALZHEIMER PODRÍA CONSIDERARSE “DIABETES TIPO 3”

La enfermedad de Alzheimer es la sexta causa principal de muerte en los Estados Unidos. Esta enfermedad fatal y progresiva, destruye las células del cerebro, lo que resulta en la pérdida de la memoria y problemas severos de pensamiento y conducta (agresividad, delirios y alucinaciones) que interfieren con la vida diaria y sus actividades.

Convencionalmente se cree que la causa es un misterio. Si bien sabemos que ciertas enfermedades, como la diabetes tipo 2, están definitivamente conectadas a los alimentos que usted come, se piensa que el Alzheimer generalmente lo ataca sin previo aviso o razón.

Un creciente cuerpo de investigación sugiere que podría haber una poderosa conexión entre los alimentos que consume y su riesgo de enfermedad de Alzheimer y demencia, a través de vías similares que causan la diabetes tipo 2. Algunos expertos incluso han re-nombrado la enfermedad Alzheimer como “diabetes tipo 3.”

La señalización defectuosa de insulina (y leptina) provocada por una alimentación alta en carbohidratos sin fibra, es una causa subyacente de la resistencia a la insulina, que, por supuesto, generalmente conduce a la diabetes tipo 2. Sin embargo, mientras que la insulina se asocia generalmente por mantener sus niveles de azúcar en un rango saludable, también desempeña un papel en la señalización del cerebro.

En un estudio animal llevado a cabo en el 2012, los investigadores fueron capaces de inducir la demencia mediante la interrupción adecuada de la señalización de insulina en el cerebro.

En definitiva, parece claro que la alimentación juega un papel importante en la enfermedad de Alzheimer, y las populares dietas bajas en grasa podrían haber causado más estragos de lo que nadie podría haber imaginado.
La enfermedad está actualmente en una proporción epidémica, y para el 2050 sea más prevalente que la obesidad y la diabetes actual.

El Dr. Ron Rosedale, un prominente experto que se enfoca en la grasa de alta calidad con el fin de mejorar la salud, fue posiblemente el primero en defender la dieta baja en carbohidratos y con proteína moderada. La mayoría de los defensores de la dieta baja en carbohidratos estuvieron muy felices y contentos, ya que la proteína sigue siendo recomendada como reemplazo de los carbohidratos.

Sin embargo, la dieta alta en grasa y baja en carbohidratos es muy diferente a un dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos y esta es una de las principales fuentes de confusión tanto por el público como por los investigadores, quienes realizan estudios y publican conclusiones como si ambas dietas bajas en carbohidratos fueran las mimas.

Ninguna discusión sobre la salud del cerebro puede estar completa sin hacer hincapié en la necesidad de reducir drásticamente el consumo de azúcares en la alimentación. Cada vez es más claro que el mismo proceso patológico que conduce a la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2 también se aplica en el cerebro. A medida que se excede el consumo de azucares y granos, el cerebro se siente abrumado, debido a los niveles altos de azúcar y de insulina y, finalmente, cierra la señalización de la insulina, lo que causa pensamientos deficientes y discapacidad de la memoria y eventualmente causa daño cerebral permanente.

Consumir consistentemente demasiadas azúcares, inevitablemente causará estragos en la capacidad para regular los niveles adecuados de insulina. Además, las azúcares tienen otros modos de neurotoxicidad, incluyendo daños en el sistema circulatorio del cual depende la salud de nuestro sistema nervioso, así como también cambiar profundamente el mecanismo de la ansiedad del cerebro, causando a menudo un exceso de hambre y consumo de calorías no saludables derivadas de carbohidratos.

Los beneficios de cuidar nuestra alimentación es que nos ayudan a prevenir todas las enfermedades crónicas degenerativas, desde las más comunes como la enfermedad cardíaca, cáncer, diabetes, obesidad y Alzheimer, hasta algunas menos comunes.

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