La decisión de que tus padres tengan que estar lejos del hogar que formaron nunca será fácil, pero debes tomarla junto con ellos cuando ya no pueden cuidarse por sí solos. Y esta acción es más agradable para todos gracias al concepto de residencias cálidas y personalizadas para adultos mayores que hay en México. El concepto de asilo se ha estigmatizado, y con cierta razón: buena parte de los lugares de reposo para adultos mayores son casas mal adaptadas que no tienen el suficiente espacio, ventilación, iluminación, ni el diseño arquitectónico adecuado para quienes viven ahí.
“Yo conozco muchos de ellos y están en malas condiciones. Además, hay listas de espera porque es insuficiente el número de lugares”, señala Ana Luisa González-Celis, experta en psicología del adulto mayor.
A decir de González-Celis, este tipo de residencias pueden ser una muy buena idea, sobre todo si ahí el adulto mayor disfruta de la convivencia y cuidados que no tiene en casa.
Sin embargo, el primer paso para decidir es sensibilizarse de que vivir en una residencia puede ser una buena alternativa. Se trata de todo menos un asilo.
Por una cuota mensual, una residencia profesional para adultos mayores proporciona alimentos, limpieza de las habitaciones, lavandería, servicio de enfermería, teléfono, vigilancia y actividades recreativas.
Estas residencias ofrecen habitaciones y suites de distintas dimensiones que pueden ser compartidos en pareja. Los residentes son los encargados de amueblarlos.
Los residentes, siempre que su condición médica se los permita, pueden entrar, salir o recibir visitas cuando quieran, cuentan con jardines para recreación y actividades como yoga, cine, clases de pintura, de baile, de nuevas tecnologías e incluso la posibilidad de ir a misa.
Tienen atención médica y enfermería las 24 horas del día y disponen de botones de emergencia en su cuarto o portátiles.
“Hace poco mi hermano me preguntó: ‘¿Estás contenta donde estás o resignada?’ Ni contenta ni resignada: ¡estoy feliz! Afortunadamente, he tenido la oportunidad de poder satisfacer los gastos por estar en este lugar”, platica María Luisa Páramo, residente de Villazul desde hace 9 años.
La decisión de que tus padres tengan que estar lejos del hogar que formaron nunca será fácil, pero debes tomarla junto con ellos cuando ya no pueden cuidarse por sí solos. Y esta acción es más agradable para todos gracias al concepto de residencias cálidas y personalizadas para adultos mayores que hay en México. El concepto de asilo se ha estigmatizado, y con cierta razón: buena parte de los lugares de reposo para adultos mayores son casas mal adaptadas que no tienen el suficiente espacio, ventilación, iluminación, ni el diseño arquitectónico adecuado para quienes viven ahí.
“Yo conozco muchos de ellos y están en malas condiciones. Además, hay listas de espera porque es insuficiente el número de lugares”, señala Ana Luisa González-Celis, experta en psicología del adulto mayor.
A decir de González-Celis, este tipo de residencias pueden ser una muy buena idea, sobre todo si ahí el adulto mayor disfruta de la convivencia y cuidados que no tiene en casa.
Sin embargo, el primer paso para decidir es sensibilizarse de que vivir en una residencia puede ser una buena alternativa. Se trata de todo menos un asilo.
Por una cuota mensual, una residencia profesional para adultos mayores proporciona alimentos, limpieza de las habitaciones, lavandería, servicio de enfermería, teléfono, vigilancia y actividades recreativas.
Estas residencias ofrecen habitaciones y suites de distintas dimensiones que pueden ser compartidos en pareja. Los residentes son los encargados de amueblarlos.
Los residentes, siempre que su condición médica se los permita, pueden entrar, salir o recibir visitas cuando quieran, cuentan con jardines para recreación y actividades como yoga, cine, clases de pintura, de baile, de nuevas tecnologías e incluso la posibilidad de ir a misa.
Tienen atención médica y enfermería las 24 horas del día y disponen de botones de emergencia en su cuarto o portátiles.
“Hace poco mi hermano me preguntó: ‘¿Estás contenta donde estás o resignada?’ Ni contenta ni resignada: ¡estoy feliz! Afortunadamente, he tenido la oportunidad de poder satisfacer los gastos por estar en este lugar”, platica María Luisa Páramo, residente de Villazul desde hace 9 años.