Uno de los tejidos más importantes que forman nuestro cuerpo, es la sangre, compuesta por plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos, estos últimos, de gran importancia para el funcionamiento de nuestro organismo, pues contienen hemoglobina, la proteína que ayuda a transportar el oxígeno por nuestra sangre y que además le da el color rojo a esta misma.
Cuando esta hemoglobina pierde su concentración, los glóbulos rojos se ven afectados por la disminución de niveles básicos para el cuerpo, pues la hemoglobina transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, además de retirar el dióxido de carbono, al ser un producto de desecho. Al fallar el nivel de hemoglobina, el cuerpo puede entrar en estado anémico.
La anemia es la enfermedad que se produce a partir de la disminución de la masa de los glóbulos rojos, la cual produce deficiencia y afectaciones en funciones cardiacas. Aunque en gran parte de los casos, la anemia llega a ser imperceptible, puede llegarse a presentar mal humor, debilidad o cansancio, cefaleas y problemas de concentración.
Cuando la anemia llega a ser más grave, puede presentar grandes molestias, como mareos, palidez en la piel y dificultad en la respiración. Ya sean simples o notorios los síntomas, será mejor acudir al médico para encontrar un tratamiento específico.
Debido a que la fuerza del cuerpo suele disminuir, los doctores suelen revisar a detalle los niveles de vitaminas y minerales, para así poder formular su diagnóstico.
Es importante que mantengas un régimen alimenticio rico en hierro, vitaminas, o algunos suplementos alimenticos, siempre con la supervisión o regulación de un especialista. Algunos medicamentos pueden causar signos de anemia, no olvides comunicar a tu médico sobre cualquier cambio en tu cuerpo, pues podrá recetar medicación alterna.
Los tratamiento más comunes son a base de suplementos de hierro, vitamina B12, ácido fólico, vitaminas y minerales, por lo que es importante prever esta enfermedad consumiéndolos con frecuencia para mantenerlos en su regularidad.
Uno de los tejidos más importantes que forman nuestro cuerpo, es la sangre, compuesta por plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos, estos últimos, de gran importancia para el funcionamiento de nuestro organismo, pues contienen hemoglobina, la proteína que ayuda a transportar el oxígeno por nuestra sangre y que además le da el color rojo a esta misma.
Cuando esta hemoglobina pierde su concentración, los glóbulos rojos se ven afectados por la disminución de niveles básicos para el cuerpo, pues la hemoglobina transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, además de retirar el dióxido de carbono, al ser un producto de desecho. Al fallar el nivel de hemoglobina, el cuerpo puede entrar en estado anémico.
La anemia es la enfermedad que se produce a partir de la disminución de la masa de los glóbulos rojos, la cual produce deficiencia y afectaciones en funciones cardiacas. Aunque en gran parte de los casos, la anemia llega a ser imperceptible, puede llegarse a presentar mal humor, debilidad o cansancio, cefaleas y problemas de concentración.
Cuando la anemia llega a ser más grave, puede presentar grandes molestias, como mareos, palidez en la piel y dificultad en la respiración. Ya sean simples o notorios los síntomas, será mejor acudir al médico para encontrar un tratamiento específico.
Debido a que la fuerza del cuerpo suele disminuir, los doctores suelen revisar a detalle los niveles de vitaminas y minerales, para así poder formular su diagnóstico.
Es importante que mantengas un régimen alimenticio rico en hierro, vitaminas, o algunos suplementos alimenticos, siempre con la supervisión o regulación de un especialista. Algunos medicamentos pueden causar signos de anemia, no olvides comunicar a tu médico sobre cualquier cambio en tu cuerpo, pues podrá recetar medicación alterna.
Los tratamiento más comunes son a base de suplementos de hierro, vitamina B12, ácido fólico, vitaminas y minerales, por lo que es importante prever esta enfermedad consumiéndolos con frecuencia para mantenerlos en su regularidad.