Todos los especialistas coinciden: es un gran error tratar a nuestros mayores como si fueran niños. Está claro que no lo son. Paciencia, escucha atenta, respeto, cariño, mucha comunicación y de calidad, responsabilidad y asertividad son habilidades claves para cuidar de los más ancianos de la familia

La sociedad ha creado prejuicios y estereotipos asociados al simple hecho de ser mayor. El edadismo, como así se llama la discriminación a los mayores, se ha convertido junto al racismo y el sexismo en uno de las tres grandes factores de discriminación.

Conocer las necesidades de nuestros mayores y ponerse en su lugar puede servir mucho de ayuda para que ellos se sientan cómodos y nosotros también.

Los adultos mayores son personas que han acumulado experiencia y sabiduría y saben muchas cosas, cosas que un niño no puede saber porque todavía no conoce la vida, nunca una persona mayor va a poder ser como un niño, es un error de los más grandes que hay. Cuando se trata a un niño además de cuidarle le estás educando para la vida, y una persona mayor la vida ya la ha vivido y no le puedes tratar cómo que no conoce todo eso.

El cariño y la paciencia son fundamentales en el trato a los mayores, hay que tener paciencia y si repiten mucho las cosas hay que entender que están viviendo más en el pasado que en el futuro que les queda. Recuerdan su pasado de modo continuo y por eso lo cuentan y lo vuelven a contar.

La soledad es uno de los grandes males que sufren hoy los mayores, al no compartir como antaño, el mismo techo que sus hijos y sus nietos, que incluso viven, en muchas ocasiones, en otras ciudades o países diferentes.

Hay que tener en cuenta que las personas mayores han perdido a sus padres, hermanos o amigos, sus descendientes no se ocupan de ellos, no les comprenden porque han vivido en una sociedad diferente.

Tratamos a los mayores como incapaces cuando empiezan a necesitar ayuda, y necesitan asistencia para determinadas tareas, pero esto no significa que sean incapaces. Pueden, por ejemplo, necesitar apoyo para ir o llevar la compra o para vestirse, pero pueden seguir tomando decisiones sobre los cuidados que quieren recibir, o cómo quieren gastar el tiempo o pasar determinadas situaciones. Hay que escuchar, darse cuenta de lo que necesitan. Si se trata de un cuidador, cada vez que entre en su habitación, debe decirle quién es y a continuación qué es lo que van a hacer.

NO TRATES A TUS MAYORES COMO SI FUERAN NIÑOS

07 febrero 2018

NO TRATES A TUS MAYORES COMO SI FUERAN NIÑOS

Todos los especialistas coinciden: es un gran error tratar a nuestros mayores como si fueran niños. Está claro que no lo son. Paciencia, escucha atenta, respeto, cariño, mucha comunicación y de calidad, responsabilidad y asertividad son habilidades claves para cuidar de los más ancianos de la familia

La sociedad ha creado prejuicios y estereotipos asociados al simple hecho de ser mayor. El edadismo, como así se llama la discriminación a los mayores, se ha convertido junto al racismo y el sexismo en uno de las tres grandes factores de discriminación.

Conocer las necesidades de nuestros mayores y ponerse en su lugar puede servir mucho de ayuda para que ellos se sientan cómodos y nosotros también.

Los adultos mayores son personas que han acumulado experiencia y sabiduría y saben muchas cosas, cosas que un niño no puede saber porque todavía no conoce la vida, nunca una persona mayor va a poder ser como un niño, es un error de los más grandes que hay. Cuando se trata a un niño además de cuidarle le estás educando para la vida, y una persona mayor la vida ya la ha vivido y no le puedes tratar cómo que no conoce todo eso.

El cariño y la paciencia son fundamentales en el trato a los mayores, hay que tener paciencia y si repiten mucho las cosas hay que entender que están viviendo más en el pasado que en el futuro que les queda. Recuerdan su pasado de modo continuo y por eso lo cuentan y lo vuelven a contar.

La soledad es uno de los grandes males que sufren hoy los mayores, al no compartir como antaño, el mismo techo que sus hijos y sus nietos, que incluso viven, en muchas ocasiones, en otras ciudades o países diferentes.

Hay que tener en cuenta que las personas mayores han perdido a sus padres, hermanos o amigos, sus descendientes no se ocupan de ellos, no les comprenden porque han vivido en una sociedad diferente.

Tratamos a los mayores como incapaces cuando empiezan a necesitar ayuda, y necesitan asistencia para determinadas tareas, pero esto no significa que sean incapaces. Pueden, por ejemplo, necesitar apoyo para ir o llevar la compra o para vestirse, pero pueden seguir tomando decisiones sobre los cuidados que quieren recibir, o cómo quieren gastar el tiempo o pasar determinadas situaciones. Hay que escuchar, darse cuenta de lo que necesitan. Si se trata de un cuidador, cada vez que entre en su habitación, debe decirle quién es y a continuación qué es lo que van a hacer.

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